Rosalind B. Penfold es el seudónimo que utiliza una mujer canadiense maltratada durante años para publicar ahora los dibujos que hacía, a escondidas, para desahogarse. ‘Quiéreme bien. Una historia de maltrato’ (Lumen, 2006) es el triste cómic de un drama real y cotidiano que se repite, siempre con patrones muy parecidos, en la intimidad de muchos hogares. No vamos a desvelar los detalles de su historia, pero sí, a través de sus viñetas, conocer las distintas fases del horror que viven, como ha vivido ella, las víctimas de la violencia sexista.
El terrorismo doméstico, un problema cultural al que la ley se ha tenido que amoldar pero al que la sociedad no debe amoldarse.Si bien los malos tratos hacia las mujeres han existido siempre, en los últimos años las cifras se han incrementado significativamente. En lo que va de año han muerto 70 mujeres a manos de sus parejas o ex parejas, cifra que alcanza ya el número de víctimas mortales de violencia de género de todo 2005. Se ha planteado que nuestra sociedad necesita una reflexión profunda, un análisis de las raíces del problema para así alcanzar la solución. El origen de la violencia de género, según los expertos, radica en nuestra cultura, nuestra educación. Muchas veces el maltratador no entiende que su pareja le haya denunciado, no siente que esté haciendo nada malo, pues a lo largo de su vida ha ido asumiendo un rol, un papel como hombre, que muchas veces no es el adecuado y que deriva en este tipo de conductas.
A los niños se les educa y estimula de forma diferente que a las niñas, pero además de una forma jerarquizante y es justo de esa división jerárquica de los roles de género de donde parte la violencia. Se educa a un género por encima del otro, se ponderan ciertas cosas en uno y quedan en detrimento en el otro. A las niñas se les enseña a solucionar los problemas hablando y a los niños se les estimula a realizar acciones más violentas. Para eliminar la violencia de género sería necesario partir primero de una sociedad igualitaria al cien por ciento y para ello habría que cambiar ciertas conductas discriminatorias que a simple vista pueden parecernos detalles sin importancia pero que contribuyen al mantenimiento de una sociedad con desigualdades. Como afirman los psicólogos, los seres humanos somos racionales y tenemos capacidad de modificación, no tenemos un determinismo biológico, sino que actuamos adaptados a la cultura que nos rodea y podemos modificar nuestras conductas, es por ello que todos tenemos la obligación individual de ser partícipes de esta tarea si lo que queremos es una sociedad igualitaria.
No existe un perfil de maltratador o maltratadora, no hay un tipo de personalidad con mayores posibilidades de llegar a ser maltratador, todos podemos llegar a meternos en esta dinámica en la que es muy fácil entrar y de la que se sale con dificultades, o de la que a veces nunca se sale. Los maltratadores y maltratadoras son personas normales que un día empiezan a tener actitudes posesivas, celos obsesivos y comportamientos de los que todos podemos ser víctimas, no tienen por qué haber demostrado anteriormente ser violentos, pues la educación que nos hayan ofrecido favorecerá dichas conductas si nos encontramos con una pareja que ha sido educada en la sumisión y que fácilmente entra también en esta dinámica.
Los malos tratos pasan muy desapercibidos y están más presentes en nuestras vidas de lo que nosotros creemos. Un simple comentario insultante o menospreciante, un simple ataque de celos son muchas veces aceptados sin mayor importancia, pero son un arma de control muy grande que en general no se asocia a violencia, sino, sobre todo en el caso de los celos, a amor o cariño, así está transmitido por la cultura, pero la mayoría de las veces, cuando se produce una agresión física es porque este otro tipo de violencia lleva tiempo teniendo lugar. Las estructuras jurídicas de nuestro país, así como las de otros muchos países del mundo se han tenido que adaptar a las necesidades que requiere este fenómeno. Desde la ONU se han tomado medidas paliativas y legales, se han publicado informes, estudios, se han definido términos y se han establecido medidas de obligatorio cumplimiento para los Estados miembros. En España ahora existe toda una serie de mecanismos e instituciones que hasta hace sólo cinco años no existían. Hoy nos encontramos con juzgados de violencia de género, especializados exclusivamente en violencia sobre la mujer.
Nos encontramos también con toda una serie de mecanismos legales de no más de media década de edad, como por ejemplo la denuncia por malos tratos no habituales. Antes uno de los requisitos para llevar a cabo un proceso judicial por denuncia de malos tratos era la habitualidad del acto. Hoy en día se detiene al denunciado tras una primera denuncia por agresión, sin ser necesaria la habitualidad. Para que estas medidas salieran adelante han trabajado gobiernos, asociaciones de ayuda a las mujeres maltratadas, como es la Asociación de Mujeres Juristas Themis, la ONU, etc. Lamentablemente hay muchas deficiencias aún en las leyes. Los delitos que con más frecuencia se producen son los que resultan más difícilmente comprobables y juzgables, los malos tratos psicológicos. Es requisito para un juicio rápido y el establecimiento de unas medidas penales, como puede ser una orden de alejamiento, la presentación de un parte de lesiones. Por ello los expertos coinciden en que la solución está en la educación para la prevención y no en las medidas paliativas.
En ello llevan también trabajando durante varios años decenas de organizaciones, entre ellas, el Gabinete Psicológico de la Universidad Complutense impartiendo talleres de sensibilización tanto en colegios de primaria como en institutos y se prevé organizar actividades entre los universitarios, institución desde donde acuden con bastante frecuencia al Gabinete personas que sufren la violencia de género.Lo fundamental en estos programas es enseñar a los jóvenes que hay conductas que resultan violentas, a detectarlas, a evitarlas. Fuera de los programas y como afirman varios expertos, entre ellos Sonia Vaccaro, psicóloga de la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, es una tarea de todos, de jóvenes y de mayores, abrir nuestra mente, reflexionar e intentar poco a poco cambiar nuestra cultura en lo que a la discriminación de género se refiere.Puede parecer imposible, pero también parecía imposible en su momento conseguir el voto femenino en Europa. La ley debe adaptarse para actuar cuando se produzcan casos de violencia doméstica, pero los únicos encargados de que la ley actúe cada vez menos y de que los juzgados de violencia de género cierren sus puertas es la sociedad que debe implicarse y luchar por cambiar.
Sin palabras…
bueno,dsde aquí mando un animo a todas esas mujeres que están sufriendo de alguna forma este tipo de agresiones,hay que luchar contra todo esto,xq tenemos los mismos derechos y eso nunca hay que olvidarlo!