Siempre que vuelves a casa, me pillas en la cocina

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Pero no embadurnado de harina, no, sino sirviéndome de la cultura popular compartida para ponerme como Perry Mason a base de guisos deliciosos y postres inimaginables. En efecto, ¿qué son las recetas sino la expresión más clara del copyleft aplicada al mundo gastronómico? Gracias a Dios (a Baco, con toda seguridad), la recopilación de recetas de cocina es una tradición antigua que ha permitido un trasvase de conocimiento de unas generaciones a otras, de unos pueblos a otros, de unas culturas a otras. Debido a ello, mi abuela -madrileña de casta- preparaba una de las mejores paellas valencianas de todo el barrio de Argüelles, o mi amigo Pablo es mundialmente conocido por su destreza con el nori maki.

Mi abuela y Pablo, y quienes engullimos felices sus platos, disfrutamos así de un elemento cultural que ninguna norma ha sido capaz de encorsetar, de blindar o de restringir. La receta es el procomún más apetitoso del que podemos beneficiarnos, pero no debería ser el único. De ahí que la pelea por ampliar los estrechos márgenes de la libertad de conocimiento nos siga pareciendo tan urgente como ineludible. Ya sabéis que podéis disfrutar del pequeño grano de arena aportado por sambadarua a esta batalla.

[El asunto de las recetas y el copyleft, aunque tiene su origen en Stallman, nos lo han contado los compas de xsto.info, una cooperativa de servicios informáticos instalada en el espacio e35, en Lavapiés. Suyo es también el tomatito que colorea este post].

3 pensamientos en “Siempre que vuelves a casa, me pillas en la cocina

  1. PGL dice:

    Amigo!!!!!!

    esto…pues está muy requetebien, porque es como si dijeramos, es un suponer, que yo tengo una manzana no?, y tu tienes otra manzana, vale?…Si nos cambiamos las manzanas, ¿cuantas manazanas tiene cada uno?,pues una cada uno. Pero que pasa si yo tengo una idea, tu tienes otra y nos las intercambiamos…, pues que ambos dos tenemos dos ideas cada uno. Es fantastico!!!.
    Esta reflexión evidentemente no es mia, lo dijo un tipo requeteserio que se llama Jhon Perry Barlow, y es lo único que se me quedó grabado en la memoria del texto en cuestión.
    Pero aquí lo importante no es el texto, no, sino que en el se menciona a una persona en concreto (aparte de la abuela), y esa persona soy yo!!!. Si, gracias a mi mejor amigo de la oficina hoy se ha escrito sobre mi en la internet. Que alegría, besitos!!!

  2. SnIPhe dice:

    No puedo estar mas de acuerdo.
    Me quedo sin duda con las dos ideas…primero pienso en mi padre: Hace un mes, se reunió con mi tia abuela (82 años), libreta en mano, se sentaron y se pasaron 2 horas hablando y escribiendo, respectivamente, recetas de cocina. Sopa de Ajo, Croquetas, Arroz con Patatas.
    Según muchos, mi tia abuela, debia haber muerto con esas recetas dentro…no digo mas.

    Precioso el razonamiento de las manzanas y las ideas…hoy ya he aprendido algo grande.

    Besos para todos, que continue el flujo de recetas. Aqui va una:
    ARROZ KU-BAK

    Ingredientes:
    1taza de cebolla en rodajitas finas
    1 taza de calabacín en rodajas muy finas
    1 taza de zanahorias en rodajitas
    10-15 gambas
    2 Cucharadas soperas de salsa de soja
    1 cubito de caldo
    1 cucharada sopera de harina de trigo
    1 taza de agua
    1 taza de arroz (normal)

    Preparación:
    El arroz hay que ponerlo a remojo unas 2 horas antes de echarlo a la bandeja caliente o en su defecto al wok.
    Escurrir y echar el arroz sobre un papel de cocina
    Preparar una sartén con aceite, y cuando esté bien caliente, echar rápidamente el arroz. El arroz se hinchará muy pronto, entonces escurrir y poner de nuevo sobre papel de cocina.

    Salsa:
    Echar una cucharada sopera de harina de trigo en taza y media de agua, y diluir. Calentar cinco cucharadas soperas de aceite de oliva en una sartén. Añadir la cebolla en rodajitas. Dorar. Añadir la zanahoria y el calabacín. Freír continuamente hasta dorar. Añadir las gambas, la salsa de soja, el cubito de caldo. Añadir despacio la harina diluida en el agua, removiendo la mezcla. Calentar hasta hervir. (Si la salsa espesara en demasía, añadir agua a voluntad). Finalmente verter la salsa bien caliente sobre el arroz, sin dejar de remover. Salar a gusto del consumidor.

    Nota: Para conseguir el famoso arroz inflado, hay que lavar ligeramente el arroz, y después se cuece al vapor durante unos 20 minutos, saldrá hecho y en seguida se lava para que suelte el almidón y se enfríe.
    Se deja secar y se mete en aceite muy caliente, lo que hará que se hinche el arroz.

  3. Karlos dice:

    una de dos, o se hace el arroz, segun lo que indica arriba, o se hace como indica la nota del final

    Ahora viene la duda, cual es la buena una , otra, o las dos.

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