La noticia de un avión de Zimbabue pilotado por cuatro mercenarios que fue derribado sobre el cielo de Shangai aparece en un periódico chino de habla inglesa. La explicación de fuentes rusas resulta bastante enrevesada pues atribuye el derribo a un equipo del Mossad (¡En China!) que estaría tratando de impedir ataques biológicos sobre sus bases en Asia central, concretamente, en la región de Kirguistán, que tendría una importancia histórica para los judíos askhenazíes, por albergar un anciano libro profético llamado “Manas”. El ciudadano indonesio detenido pertenecería a la famosa base de armas bacteriológicas anclada en las aguas de Indonesia Namru II, de la que hemos hablado en estos últimos años, dependiente del Instituto Rockefeller para el cáncer y a la que se le ha atribuido la creación de la gripe asiática. El ataque sobre China se une a la ya larga lista de países que han desarrollado la mutación de la gripe A que comenzó en Ucrania y que se ha extendido ya a Noruega, Méjico, Japón y Francia, entre otros países. Aviones como el derribado fueron observados sobre el cielo de Kiev, Ucrania, días antes de que comenzara la extensión de la neumonía que aqueja a este país en las últimas semanas. Otro ataque por medio de chemtrails biológicos ya fue detenido conjuntamente hace meses por los gobiernos de Nigeria, Pakistán y China. Los aviones, operados por agentes de la CIA, tenía matrícula de… Ucrania.