En la gran elite mundial existe la certeza de que una de las mejores maneras de mantener un cierto equilibrio en el planeta es eliminar a un porcentaje de su población (y de paso hacer un buen negocio de ello).
Se trata de tener a la población enferma durante el tiempo que duren. Lo peor para el sistema es tener gente sana y viviendo muchos años- ODIAN LA MEDICINA PREVENTIVA VERDADERA (no la de las vacunas, colesterol y demas monsergas ).
Parte de este programa es el CODEX ALIMENTARIUS, que se organiza desde la mafia mundial de la salud – la OMS :
Como comenta el Dr. Matias Ruth:
¿ que papel juega en todo este entramado de intereses la Organización Mundial de la Salud? ¿No debiera ser la primera interesada en promover la nutrición como elemento de salud preventiva?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se creó hace más de 50 años con el fin de mejorar la salud en todo el mundo. Y uno de sus principales objetivos iniciales fue la difusión de información sobre nutrición. Junto con la Organización para la Agricultura y la Alimentación (OAA), la OMS publicó informes anuales durante una década a los que adjuntaba reportes conjuntos sobre Nutrición.
Pero después de ese período la industria farmacéutica tomó ya el control absoluto de la OMS. Desde ese momento se convirtió en lo opuesto a lo que era. En 1963, sólo 15 años después de que se fundase la OMS para servir a los habitantes del mundo, se había convertido en un instrumento del cártel farmacéutico mundial.
Ese año se creó una nueva comisión para luchar específicamente contra los micronutrientes (vitaminas, minerales y aminoácidos) e impedir que se usasen para prevenir, curar y erradicar enfermedades.
El propósito del llamado Codex Alimentarius (estándar alimentario) de esa comisión de la OMS / OAA era el de imponer “límites superiores” artificiales para impedir que la gente usase estos componentes naturales para la salud con fines terapéuticos.
Esa comisión también se embarcó en una “guerra santa” contra la propagación de la información sobre los beneficios científicos de estos micronutrientes para la salud. De esta forma, el farma-cártel utilizó a la OMS como su instrumento mundial para dar el empujón a la primera legislación de la globalización, leyes proteccionistas para asegurar artificialmente el monopolio mundial de la salud de los fármacos patentados.
Y así, durante los últimos 40 años la organización creada para mejorar la salud se ha utilizado para satisfacer los intereses de un puñado de inversionistas haciendo exactamente lo opuesto: mantener a los habitantes del mundo ignorantes de una información vital para prevenir las enfermedades más comunes de la actualidad.
El Codex Alimentarius es una comisión conjunta integrada por personas de la OMS y de la OAA. Alrededor de la mitad de sus miembros están relacionados , directa o indirectamente, con la industria farmacéutica.
Por eso, a la vez que en ella se trata de numerosas cuestiones relacionadas con la seguridad de los alimentos, la mayor parte de su tiempo lo dedican, atendiendo a los intereses del cártel farmacéutico, a impedir que se difunda información sobre cómo mejorar la salud de forma natural con vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales.
Después de que fracasase en 1994 su primer intento de ilegalizar las terapias naturales en Estados Unidos las multinacionales farmacéuticas revitalizaron el Codex Alimentarius en 1995.
Desde entonces han dirigido una enérgica campaña para proteger el negocio farmacéutico de los micronutrientes, eficaces, seguros y no patentables.
En la actualidad esa comisión se reúne todos los años a puerta cerrada.
Su objetivo principal no confesado es prohibir todo aquello que tenga que ver con las vitaminas, los minerales y otros nutrientes esenciales para la prevención de enfermedades.
Luego intentarán, sin escrúpulos, que esas recomendaciones pasen a la Asamblea General de Naciones Unidas para que se conviertan en ley vinculante para todos los países miembros; es decir, para todo el mundo. Ese es, por lo menos, el plan del cártel farmacéutico.
Para comprender la importancia de este paso se deben entender los siguientes hechos: nadie en su sano juicio apoyaría una prohibición por las buenas. Por tanto, el cártel farmacéutico necesitaba proporcionar un pretexto a los políticos aún indecisos acerca del motivo por el que deberían ilegalizar las terapias naturales. Y como pretexto inventaron la existencia de efectos secundarios en las vitaminas, lo que es falso. Tales efectos secundarios sólo existen en la imaginación de los grupos que sostienen los intereses farmacéuticos y en las mesas de diseño de su maquinaria mundial de relaciones públicas. Las vitaminas, los minerales y los aminoácidos son los bloques de construcción de la vida y el cuerpo puede eliminar cualquier excedente de ellos sin problema.
Una situación diametralmente opuesta a los medicamentos farmacéuticos sintéticos.
Precisamente porque los fármacos son sintéticos y no naturales el cuerpo no los reconoce y esa es la razón por la que casi todos ellos causan graves efectos secundarios. Según la edición del 15 de abril de 1998 del Journal of the American Medical Association, publicación de la Asociación Médica Americana, los efectos secundarios mortales de los medicamentos se han convertido en la cuarta causa principal de muerte en el mundo industrializado
Se pueden poner ejemplos de micronutrientes muy importantes:
Es un hecho científicamente demostrado que la vitamina C no sólo protege de la llamada “enfermedad de los marineros”, el escorbuto, sino que es el factor principal para prevenir los problemas cardiovasculares y muchas otras patologías.
Así que la simple decisión de que este conocimiento vital llegase a la profesión médica posibilitó deliberadamente la actual epidemia de enfermedades cardiovasculares, causa número uno de muerte en el mundo industrializado así como en las zonas más urbanizadas del mundo en vías de desarrollo.
Apenas sabe nadie tampoco que el cuerpo humano no produce el aminoácido natural lisina, un bloque de proteínas esencial. Y resulta que esa molécula natural, la lisina, es uno de los factores más importantes a la hora de impedir la propagación del cáncer por el cuerpo. El cáncer es la segunda epidemia más numerosa en el mundo industrializado y los fármacos vendidos durante el último mes de vida de un paciente con cáncer conforman uno de los mercados más rentables del negocio farmacéutico de las enfermedades.
Ahora, a comienzos del siglo XXI, la humanidad empieza a despertar de esta pesadilla. Sin embargo, dos de cada tres personas del mundo industrializado y del tercer mundo se habrían salvado probablemente de la muerte en las últimas décadas sólo con que se hubiera propagado la información sobre las moléculas necesarias para el buen funcionamiento celular que nuestro cuerpo no produce.
Y la razón de que tantas personas hayan estado “dormidas” durante todo un siglo no es que sean poco inteligentes sino que se debe al hecho de que para que el fraudulento y engañoso negocio de las farmacéuticas funcione éstas se gastan miles de millones de dólares cada año en crear una fachada artificial que las muestre como “benefactoras de la humanidad”. Y para alcanzar ese objetivo la industria farmacéutica se gasta en marketing el doble de lo que gasta en investigación.
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