Es bien sabido que a través del arte se pueden decir cosas, y que a menudo en lo que nos puede parecer trivial encontramos implícito algo más profundo. Matrix (Warner Bros 1999), creada por los hermanos Larry y Andy Wachowsky, habla de un futuro en que las máquinas dominan el mundo, de informática, programas, tecnología. Pero la idea de fondo de la película es el despertar de la consciencia, un gran mensaje positivo.
Encontramos relación también con la interesantísima alegoría de la caverna que Platón describió en el séptimo libro de La República.
La película nos cuenta sobre un futuro dónde los humanos están dominados por máquinas creadas por ellos mismos. Llegó un día en que la inteligencia artificial sobrepasó a la humana y entonces fueron subyugados hasta acabar siendo cultivados para poder extraer y utilizar la energía que genera su cuerpo.
A nivel físico los humanos permanecen en plantaciones, dentro de cápsulas con líquido y conectados a cables, como si fueran fetos. Nunca han nacido y nunca han sido concebidos, sólo creados genéticamente. A nivel emocional y mental viven en Matrix, un programa informático de realidad virtual que les es insertado y en el que su vida transcurre con normalidad. De ese modo viven en un mundo ficticio durante muchos años, sin dar problemas, generando electricidad y energía que las máquinas les van extrayendo para ser consumida.
Pero algunos humanos empiezan a hacerse conscientes dentro de Matrix. Es el caso de Neo (el protagonista), que aún vive dentro del programa. Incluso ha oído hablar de su existencia. Humanos que ya han despertado y viven en el mundo real le plantean la posibilidad de abandonar Matrix, para ello debe decidir entre tomarse una pastilla azul y dejar que todo siga como está, o una pastilla roja y despertar. Elige despertar.
A partir de ahí la realidad es muy dura: un mundo oscuro, de soledad. Pero también la posibilidad de luchar por algo mejor y poder comprender la realidad tal y como es, y deshacerse del control que ejercen las máquinas sobre los hombres. No contaremos el desarrollo de la historia y el final por si hay lectores que todavía no la han visto.
La genialidad de la película es la analogía entre nuestra propia manera de vivir y Matrix. De algún modo, todos vivimos en Matrix. No nos planteamos nada, vivimos para trabajar, no podemos estar con nuestros hijos todas las horas que haría falta, pagamos hipotecas y alquileres desorbitados: somos la pila que sustenta el sistema. Sistema comandado por personas sin alma, sin emociones y sin sentimientos (como máquinas), con el materialismo y el poder por bandera. Y les estamos manteniendo ahí arriba porqué Matrix es muy poderosa y no deja espacio para encontrarnos.
Nos han implantado un sistema de vida en que el miedo está por doquier, los medios de comunicación ni criban ni disciernen y además manipulan, nos inculcan modos de pensar, líneas fronterizas, ideología política, credo, motivos de confrontación. Somos esclavos del sistema, no somos libres. Caemos en él sin remisión, haciéndolo más fuerte, más rico e incluso más necesario. Es un monstruo que contra más come más hambre tiene.
A todos se nos ha planteado, se nos plantea o se nos planteará la posibilidad de tomar la pastilla roja. Podemos decidir salir de Matrix para convertirnos en una anomalía del sistema y conseguir que el ordenador se cuelgue, romper las líneas de programación, empezar una nueva vida en la realidad. Hacer eso no es fácil ni divertido, pero es lo que se nos pide. Ya se nos han dado muchas oportunidades que quizá estén llegando a su fin, y no recibiremos más de las que debamos recibir.
La época que nos ha tocado vivir es fantástica por única. Vivimos un cambio de era, un momento de evolución, de superación, de cambio. Aquellos que decidamos despertar nuestra consciencia podremos trabajar por un mundo tal y como debe ser, aquello por lo que fue creado. Podremos recordar la verdadera naturaleza de la humanidad, el sentido de la vida, el funcionamiento de todas las cosas. Dentro de Matrix solo vemos el día a día, un terrible día a día que nos lleva a sobrevivir en lugar de vivir para que otros nos dominen con el poder que les otorgamos, y así impedir que el hombre llegue donde tiene que llegar. Una vez que hayamos reconocido la realidad y naturaleza de Matrix, dejará de afectarnos y podremos controlar sus efectos en nosotros.
La película está llena de matices y os recomendamos encarecidamente que la veáis de nuevo pero desde esta óptica, para que juzguéis por vosotros mismos.
Artículo extraído de: http://www.elblogalternativo.com/2009/01/10/matrix-o-el-despertar-de-la-consciencia/