Resumen del veranito 2014

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Samberitos cansaditos tras un largo verano

De vuelta de un verano bastante intenso, volvemos al colegio y con ello comenzamos un curso académico mas. Como es costumbre, la profesora nos manda hacer un resumen de como ha sido nuestro verano. A ello vamos:

Samba Da Rua ha pasado otro verano mas caminando por las calles de muchos puntos de la geografía española. Hemos estado un año mas en el CañOn Festival de Tarancón, disfrutando de la piscina publica en familia, de su mercadillo y de la acústica tan espectacular que tienen donde se celebran los conciertos. Sin olvidarnos de la cena tan rica que nos sirvieron y su cervecita recién tirada.

Hemos vuelto como todos los años a Llanes, de nuevo Asturias nos acogía con unos días de Sol y playas. Con noches de sidra y fiestas arropados por San Roque y su Perru. Hemos vuelto a tomar costillas y a liarla a la salida del Cabañon. Hay muchos vídeos que avalan todas estas aventuras, Llanes nunca defrauda, de los viajes samberos por excelencia, uno mas y con ganas de ir a por el siguiente. Nos quedan tantas aventuras que vivir por esas tierras del norte.

Casi a comienzos de verano tuvimos varios eventos con nuestros compañeros del Frente Malabar. Culminando con un fantástico GreDrums y vaya que si retumbó la Tierra. Un lujazo de festival en el corazón de las montañas, con una noche eterna de música improvisada y grupazos dandolo todo. SDR se preparó una actuación con teatro, beatbox y sorpresas varias.

Las calles de Lavapies, ese tradicional y multicultural barrio de Madrid, han podido vibrar en varias ocasiones con nuestros ritmos. Si no era por la mañana bien temprano un día de diario. Era ya por la noche, bien tarde en sus fiestas de tantos colores.

Hemos vuelto a Valdepeñas, a celebrar un año mas de cosecha de la vid, la que pasados unos meses nos brindará la sangre de la tierra en forma de vino. Sus calles y sus gentes nos han llenado el corazón de bonitas historias. Como aquella señora que llevaba años sin moverse, hasta que nos escuchó y se emocionó. Como esa pareja de ancianos que a duras penas nos seguían de la manita por toda la ciudad. Este tipo de cosas hacen que todo valga la pena.

Hay quien pudo pasarse por el Al-Sambalus, nuestros amigos del sur, en Cordoba, un año mas se curran un festival referente en toda España.

Paralelamente a todos nuestros bolos, la familia sambera no se ha estado quieta. Muchos han sido los viajes que a titulo personal o en grupo se han ido forjando. Unos iban al norte en grupo para disfrutar de unas fiestas patronales. Otros iban al sur para salir de tapeo y tomar el Sol. Otros se tenían que quedar trabajando en el centro, pero eso no les impedía quedar a tomar unas cañitas, o buscar le mejor y mas cercana fiesta de calle.  Hay quienes han viajado llevando los ritmos por Alemania, hay quienes han luchado con el calor en el orgullo gay.

 

Hemos tenido episodios de amor, de amistad, de compañerismo. También hemos tenido tensión, rupturas, desencuentros.  Como siempre la vida tiene sus sorpresas y no todo puede ser bueno, si no, sería una farsa. Finalizando con el verano nos encontramos la puerta de nuestro local forzada,  habían entrado a robar y hay quienes han salido peores parados que otros. Una lastima que nos da un toque de atención y nos hace ponernos las pilas, para buscar soluciones ¿quizá un local nuevo? ¿quizá un gorila en la puerta? Los amantes de lo ajeno lo han intentado pero vamos a ser mas fuerte que eso.

Ha sido un verano tremendo, que nos da paso a un otoño que se prevee con muchos cambios y removimiento. Las dificultades, muchas veces, sirven para hacer que nos juntemos aun mas. No es fácil, pero viendo el resumen de nuestro verano, podemos deducir que el balance es tremendamente positivo. Como siempre SDR seguirá hacia delante.

 

Luciérnaga

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Una luciérnaga no alumbra todo su camino pero todas las luciérnagas estrellan una noche. Como en tácito acuerdo cuando unas luciérnagas se encienden otras se apagan. Cuando se apaga un pensamiento se enciende otro para que no te quedes a oscuras.

Un sapo se traga a la luciérnaga pero no queda iluminado. Los pensamientos del sabio se apagan en el buche del tonto. Los pensamientos de los hombres son como las luciérnagas mientras vuelan en libertad iluminan toda la noche pero si los aprisionas se apagan.

La luciérnaga que prende su luz se arriesga a ser descubierta y devorada por sus enemigos. Así le sucede al hombre que se anima a decir en voz alta su propio pensamiento.

Cuando es de día las luciérnagas duermen apagadas. El hombre sabio calla lo que piensa cuando es inútil decirlo.

Si todos los animales noctámbulos iluminaran como la luciérnaga se acabarían las noches. Si todos los hombres iluminaran con su propia luz se acabaría la oscuridad.

Hay hombres que son como las luciérnagas: Iluminan con su propia luz, intermitente y pequeña. Hay hombres que son como la luna: Iluminan con luz fuerte y constante pero ajena. No desprecies la luz de la luciérnaga porque es un insecto pequeño. Ni dejes de valorar lo que piensa el hombre porque no tiene títulos ni dinero.

Anímate a ser como la luciérnaga, y descubrirás que en tu vida hay un poco de luz

para iluminar a los otros.

Mustafa aprendio en Senegal

Nos disponíamos a tomar la última tapa en Almería, se terminaban las Navidades 2008 y con ellas mis vacaciones. Nos dirigíamos a un sitio muy recomendado de las Cuatro Calles, se llama La Bien Pagá. De camino voy escuchando sonidos de percusión, según llegamos al bar, vemos que hay un negro de esos que venden Djembes y figuras de elefantes de madera, tocando uno de los Djembes cerca de la barra (por cierto sonaba de lujo).

Entro en el bar acompañado de mi chica y pedimos unas cervezas, mientras las ponen me acerco y pregunto el precio del Djemebe (demasiado caro… no es su precio real ni de coña), le digo que suena muy bien, que está muy bien tensado. Me invita a tocarlo para probar y no puedo resistirme. A nuestro lado en la barra hay un hombre con pinta de ingles, parece perjudicado por el alcohol. Me dice – Tu sabes tocar ¿eh? se te nota.

La verdad que no podía resistirme, el Djembe sonaba muy bien y Almería no se caracteriza por ser una de las provincias mas cosmopolita del Mundo, el entorno que me ha rodeado siempre ha sido bastante cerrado, gente muy tradicional a la que quiero con locura, pero con la que nunca me vería tocando en algún bar de sus calles.
Podéis imaginar mis ganas de tocar en un lugar donde el ritmo viene marcado por los típicos pubs imitación de Irish Tabern donde solo se escucha «pachangueo» casposo.
Además resultó que el ingles aparentemente borracho que teníamos frente a la barra, era el dueño del local y nos pidió que tocásemos mientras el quitaba la música.
De esta forma y por estos motivos, decidí sentarme hombro con hombro con aquel negro que se llama Mustafa.

Mi cervecita en la barra, mi tapa de berenjena con miel esperando. Entre las piernas, bajo mis manos, un Djembé. A mi lado un hombre de Senegal nacido en Dakar, su aventura como inmigrante empezó en Málaga cuatro años atrás.
Comenzamos a tocar cualquier cosa, uno de los dos iniciaba un ritmo y rápidamente el otro le seguía… cuando el ritmo estaba interiorizado y fluía sin problemas el uno, o el otro, soleaba sobre la base marcada.

Se trataba de un lenguaje que Mustafa había aprendido hacía muchos años, cuando era muy niño y viajaba a la aldea de su abuelo. Una de esas aldeas rodeadas de chozas de caña y barro, con negros de una tribu pintados hasta las cejas, bailando y tocando toda una noche ritmos hipnotizantes, raíz de nuestra propia historia musical.
Por mi parte, ese lenguaje común lo aprendí en varios parques de Majadahonda un pueblo de Madrid, el día que unos cuantos amigos nos bajamos a Lavapies para comprar Djembes a muy buen precio. Aunque mi padre siempre dice que siendo muy pequeño, me llevaba a pasear en la sillita por el Retiro y nos quedábamos un buen rato viendo tocar a los negros. Lo mismo la pasión por el ritmo me viene de ahí.

No dejó de ser una situación entrañable, estar tocando ritmos de Senegal con Mustafa en aquel bar de tapas del casco antiguo de Almería, una zona que todavía muestra su aspecto árabe.
Quizá uno de los recuerdos que guarda Mustafá de su tierra son los ritmos que aprendió en la aldea de su abuelo, cultura del Africa profunda. La que mezclamos esa noche con bulerias en un bar de tapas de Andalucía, bajo la mirada de la Alcazaba de Almería.

Le deseo un buen 2009 a Mustafa y a todas esas personas que a través del ritmo unen culturas, dispuestos a aprender de las demás.